viernes, 4 de septiembre de 2015

La historia del Bowling y las bochas en Argentina

¿Qué les parece si hoy leemos un poco de historia?


Ya sé que si andan por acá es porque aman al bowling y no a la historia. Confíen en mí, les va a gustar la lectura.

Mucho sabemos del origen del deporte del bowling, en entradas anteriores lo hemos visto con detalle.
Pero, ¿cuánto sabemos de su arribo a la Argentina, dónde se practicaba y quiénes lo hacían?

Comparto con ustedes el fragmento de un texto de Daniel Balmaceda (historiador, periodista y autor de varios best sellers) para desasnarnos un poco.

" En tiempos del virreinato había dos juegos masivos: las bolas y los bolos. Las bolas eran las bochas, mientras que los bolos fue la manera de nombrar un bowling especial, en el que se buscaba derribar la mayor cantidad de palos, que no eran diez sino cincuenta. Por las apuestas y las peleas que generaba, terminó prohibido. Dejó de jugarse, pasó al olvido y recién regresó al país -con las reglas actuales- en 1919. Apenas un puñado de extranjeros se dedicaba al juego de derribar pinos de madera hasta que alrededor de 1927 se instalaron canchas en bares. Las primeras se habilitaron en el sótano de la confitería Richmond, en Florida y Corrientes. La antigua denominación, bolos, no logró reinstalarse. Pasó a llamarse bowling.

Confitería Richmond


Como dijimos, este entretenimiento había desparecido por las prohibiciones en tiempo del virreinato. Pero el juego de las bolas, es decir, las bochas, había seguido jugándose en todo el territorio, desde Buenos Aires hasta Lima y de Santiago de Chile a Asunción y Montevideo.

Las canchas se instalaban al costado de las pulperías, pero también fue una actividad de puertas adentro, como el básquet. Porque los días en que el tiempo no acompañaba, los fanáticos del juego y de las apuestas improvisaban una cancha dentro del rancho, con la autorización del pulpero que sabía que los ganadores celebrarían y el verdadero beneficiario sería él.




En este juego, lo primero que se hace es lanzar una bocha pequeña para que sea tomada como objetivo. Gana quien logre arrimar su bocha lo más cerca posible de la pequeña, llamada bochín y boliche (diminutivos de bocha y bola). La frase "arrimar el bochín" , que en realidad debería ser "arrimar al bochín", era la acción de acercarse a una mujer, de abordarla con intenciones de seducción. Luego se sumó otro concepto: se arrima el bochín cuando se aporta una idea que se aproxima a la solución buscada.

Por otra parte, el diminutivo boliche se usó para nombrar al juego. Después fue el término para referirse a la pulpería. Pero, además, como en esos lugares también se organizaban bailes, la palabra se mantuvo para señalar el lugar donde se baila. ¿Adónde vamos a bailar? Al boliche"

¿Les gustó? Apuesto a que sí



Fuente: "Historias de letras, palabras y frases" editorial Sudamericana, de Daniel Balmaceda